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Reseña: La obsesión de un chef en Burnt

Regresa Bradley Cooper (American Sniper, Silver Linings Playbook) a la pantalla grande con Burnt, una historia fijada en el mundo de la alta cocina. ¿Será Burnt el nuevo éxito caliente de Cooper, o nos salió tibia?

Cooper interpreta a Adam Jones, un genio culinario que arruinó su propia carrera debido a problemas graves de adicción. Luego de dos años de sobriedad, Adam busca la oportunidad de redimirse al regresar al mundo que verdaderamente le apasiona, el haute cuisine, con la meta de ganar el altamente codiciada “Tres Estrellas” de la guía Michelin en su nuevo restaurante en Londres. En esta encomienda lo acompañan Tony (Daniel Brühl), el anfitrión del restaurante, Michel (Omar Sy), un chef que tiene historial con Adam, y David (Sam Keeley), un joven inseguro que recibe su primera gran oportunidad. La mujer en la cocina de Adam es Helene (Sienna Miller), una talentosa chef y madre soltera cuya relación con Adam vacila entre enemistad y compañerismo. Adam tendrá que enfrentarse no solamente a sus propios demonios (como su ex-compañero Reece, interpretado por Mathew Rhys), sino también pagar por todo el daño que hizo durante sus años como adicto.

Adam Jones buscando la perfección en su cocina
Adam Jones buscando la perfección en su cocina

Para mi sorpresa, esta película es menos sobre el mundo de la cocina y más sobre las consecuencias de la adicción en la forma de Adam tratando de recapturar lo que alguna vez fue. Eso no le quita que las escenas en la cocina sean excelente, y en ocasiones tan tensas como una escena de película de suspenso. Personalmente tenía miedo que la película fuera mayormente sobre cocineros teniendo “perretas” (como en todos los programas estadounidenses de Gordon Ramsay), pero inteligentemente estas escenas se mantienen a lo mínimo sin descuidar el disturbio emocional bajo la superficie.

La dirección a cargo de John Wells (August: Osage County) es muy buena, especialmente capturando el caos y la tensión de la cocina y la belleza de los platos terminados que me dejaban con la boca echa agua (en esto me recuerda mucho a Chef (2014), que recomiendo que todos vean). La historia a cargo de Steven Knight sufre un poco más, ya que no hace lo suficiente para hacernos cómplices de la meta de Adam. A pesar de que es un drama fuerte, hay momentos cómicos que ayudan a balancear su seriedad.

Adam (Bradley Cooper) y Helene (Sienna Miller) se enfrentan
Adam (Bradley Cooper) y Helene (Sienna Miller) se enfrentan

Las actuaciones son excelentes, en especial Cooper como Adam, cuya interpretación tiene una mezcla de obsesión, vulnerabilidad, honestidad y egotismo muy particular. Sienna Miller es buenísima como su contraparte, y Daniel Brühl se destaca en todas las escenas que aparece, ya que se convierte en el corazón y la consciencia de la historia. Mathew Rhys como Reece es excelente como el antagonista y/o confesor de Adam. Un elemento inesperado fue la aportación de Emma Thompson (Sense and Sensibility, Love Actually) como una doctora que intenta ayudar a Adam con su adicción.

Burnt va recomendada para los amantes del mundo de la buena cocina, o para los que le gusta un buen drama con excelentes actuaciones.

Clasificación: R

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