El clásico de los “shooter de mil demonios” regresa con una nueva forma y un nuevo ritmo. Painkiller no es un simple remake: es una reinvención cooperativa que combina el caos del original con una estructura moderna, para tres jugadores que deseen sumergirse en Purgatorio y desatar destrucción.
Un infierno reinventado
En lugar del tono oscuro y solitario de la versión de 2004, esta entrega adopta un enfoque más ligero y desenfadado. Cuatro agentes de Metatrón luchan contra las legiones de Azazel, con diálogos sarcásticos y una historia que pasa a segundo plano. Lo importante aquí no es el porqué, sino el cómo: disparar, sobrevivir y disfrutar de un festival de destrucción.
Aunque la comunidad de Steam ha sido dura con el juego, Painkiller logra capturar la esencia más divertida del género. Es un título de disparos directos, donde cada bala y explosión transmite un placer inmediato.
Aquí compartimos su tráiler de lanzamiento.
Armas que hacen sentir el impacto
Cada arma en Painkiller es una experiencia en sí misma. Desde el Electrodriver, que lanza shurikens eléctricos, hasta el clásico Stakegun, que atraviesa demonios, todo se siente pesado, poderoso y preciso. Cada arma ofrece configuraciones que modifican su comportamiento:
- Shotgun: Dispara una ráfaga amplia o concentrada. Puede congelar enemigos o lanzarlos por los aires.
- SMG: Alterna entre fuego rápido o penetrante, con mejoras que añaden rebotes o daño por impacto.
- Rocket Launcher: Dos modos de explosión: lenta y devastadora o rápida y compacta.
Estas variantes permiten adaptar el estilo de juego, premiando tanto la puntería como el caos absoluto.
Combate fluido y satisfactorio
El movimiento es clave. Los jugadores pueden deslizarse por el suelo a toda velocidad, lanzar enemigos por los aires o rematarlos con el icónico arma cuerpo a cuerpo Painkiller, que corta y absorbe energía de las víctimas. Los enfrentamientos son intensos, rápidos y muy visuales.
Estos mapas están diseñados con arenas abiertas, secciones secretas y pequeños retos de plataforma que recompensan la exploración con oro o mejoras. Sin embargo, en modo cooperativo, pocos jugadores se detendrán a explorar: el frenesí del combate suele dominar la experiencia.
Demonios, caos y algo de frustración
El bestiario es variado y brutal. Desde los veloces Tormenters hasta el temido Warden, que puede eliminar a un jugador instantáneamente si no se le detiene. El diseño oscuro y saturado, aunque visualmente consistente, a veces complica distinguir enemigos y aliados en medio del fuego cruzado.
La física del movimiento también puede jugar malas pasadas. Un mal salto o un deslizamiento exagerado pueden lanzar al jugador al vacío. Y aunque las caídas no siempre son fatales, en dificultades altas resultan dolorosas.
Humor y estilo
Donde Painkiller 2025 realmente brilla es en sus textos y descripciones. Las notas de armas y objetos están llenas de humor oscuro y frases memorables, como:
“Las granadas pegajosas se aferran con afecto desesperado, permitiendo que la relación madure antes de terminar en una devastadora ruptura.”
Este tono juguetón y sarcástico da personalidad al universo, contrastando con la narrativa superficial del juego.
Progresión limitada
El progreso se centra en mejorar armas mediante Ancient Soul Tokens y desbloquear Tarot Cards, modificadores que añaden efectos curiosos, como daño extra al caer o más oro por enemigo. Sin embargo, las mejoras se agotan rápido y la personalización visual es decepcionante: apenas un par de recolores para cada personaje y armas con pocos aspectos cosméticos.
Incluso las skins tienden a resetearse al cerrar el juego, un error que resta encanto a la progresión.
Una experiencia imperfecta pero adictiva
A pesar de sus limitaciones y problemas técnicos, Painkiller 2025 logra algo esencial: diversión inmediata. El ritmo del combate, el diseño de las armas y el caos controlado hacen que cada partida se sienta gratificante.
Los personajes hablan demasiado, los menús podrían ser mejores y el contenido final se agota rápido, pero su jugabilidad es tan sólida que resulta difícil soltar el mando.
Conclusión
Painkiller 2025 no es un regreso fiel, pero sí uno con identidad. Reemplaza la atmósfera infernal del original por un frenesí cooperativo lleno de metal, fuego y carcajadas. Su falta de profundidad se compensa con una jugabilidad explosiva y un arsenal irresistible.
Para quienes busquen acción directa, humor negro y un “shooter” sin pretensiones, este es un viaje al infierno que vale la pena repetir.
