A Pizza Delivery: Una Aventura Surrealista y Torpe a la Vez

Un Repartidor de Pizza Convertido en Protagonista Inesperado

En la mayoría de las historias, el repartidor de pizza apenas pasa de ser un personaje de fondo. Sin embargo, A Pizza Delivery, desarrollado por Dolores Entertainment S.L., convierte a este arquetipo olvidado en el eje de una experiencia narrativa surrealista. El jugador encarna a B, un repartidor que se mueve por un mundo desolado, extraño y emocionalmente inestable, con una pizza caliente como su única constante.

El juego comienza de manera simple: un teléfono público suena, B lo contesta y su jefe le da instrucciones para entregar la pizza. Pero lo que parece una rutina común pronto se transforma en una odisea extraña. El entorno cambia constantemente, las luces se distorsionan, y las llamadas del jefe se vuelven cada vez más absurdas: “Sigue las luces de colores”, “No te sientes en los bancos”, o “Comparte un trozo de pizza con quien encuentres”.

Desde el inicio queda claro que A Pizza Delivery no busca realismo ni coherencia lineal. Su propósito es hacerte sentir perdido, vulnerable y curioso. En ese sentido, cumple con creces.


Una Experiencia Fragmentada sobre la Memoria y la Condición Humana

Más allá de su premisa excéntrica, el juego se convierte en una reflexión profunda sobre la memoria, el olvido y la búsqueda de significado. Las personas que B encuentra parecen atrapadas en una especie de limbo emocional. Algunos desean olvidar su pasado, otros solo buscan un momento de conexión antes de desvanecerse.

Uno de los detalles más simbólicos del juego es lo que ocurre si te sientas demasiado tiempo en un banco: el color se desvanece del mundo y tu personaje parece olvidar quién es. Este tipo de metáforas convierten cada acción en una lectura emocional.

Las interacciones, aunque breves, son el alma de la experiencia. Compartir una porción de pizza puede abrir una conversación íntima o revelar un detalle crucial. Hay belleza en esos momentos fugaces. A veces, algo tan simple como lanzar piedras sobre un lago se convierte en un gesto de conexión y humanidad.

El diálogo está cuidadosamente escrito, y los personajes, aunque efímeros, tienen peso emocional. El juego aborda temas como la duda existencial, la confusión y la sensación de estar atrapado, logrando que incluso el jugador se cuestione su papel dentro del mundo absurdo que recorre. Aquí está su tráiler.


Creatividad Desbordante, Ejecución Deficiente

En términos de diseño y jugabilidad, A Pizza Delivery es un experimento valiente pero imperfecto. El juego se desarrolla en tercera persona, con un estilo que recuerda a las aventuras point-and-click clásicas. Sin embargo, los controles pueden sentirse toscos y torpes (“clunky”), afectando el ritmo y la inmersión.

El ciclomotor, tu principal medio de transporte, es tan simbólico como problemático: representa la libertad, pero moverse con él no siempre es fácil ni fluido. Hay áreas donde no puedes conducir, lo que obliga a caminar largas distancias.

La mecánica central incluye resolver rompecabezas ambientales, encontrar contraseñas ocultas o descubrir pistas en objetos aparentemente sin importancia, como fotografías recibidas después de compartir pizza con alguien. Estos momentos aportan un toque de misterio, aunque a veces la ejecución resulta pesada y frustrante (“stodgy”).

También hay minijuegos y eventos de tiempo rápido (QTE), como una competencia para lanzar piedras sobre el agua. Son detalles encantadores, pero no siempre encajan de manera orgánica. Peor aún, algunas mecánicas parecen castigar al jugador injustamente. Un ejemplo es el sistema que te obliga a mantener la pizza seca bajo la lluvia: si se moja, el juego se reinicia.

Son ideas ingeniosas con una implementación desigual. A veces la frustración eclipsa el ingenio.


Visuales Poéticos y un Mundo que Desafía la Lógica

Si hay un punto donde A Pizza Delivery brilla con claridad, es en su diseño visual. Cada escenario parece una pintura surrealista: pueblos flotando en medio de campos vacíos, luces que giran sobre sí mismas, carreteras que terminan en la nada. Es un mundo que mezcla lo familiar con lo onírico, evocando la sensación de un sueño que nunca puedes descifrar del todo.

El apartado artístico logra transmitir una atmósfera melancólica y extraña, similar a las películas de Lynch o a los paisajes distorsionados de un cuadro de Dalí.

En cuanto al sonido, el juego apuesta por la austeridad emocional. No hay voces en las conversaciones, lo que potencia la sensación de aislamiento. Sin embargo, la banda sonora juega un papel crucial: cambia de tono según el estado emocional de la historia, reforzando la inmersión del jugador.

Durante la experiencia se detectan algunos fallos técnicos (“glitches”), que pueden romper momentáneamente la magia. Aun así, el trabajo artístico es lo suficientemente poderoso para mantener el interés.


Conclusión: Una Pizza Imperfecta pero con Mucho Sabor

A Pizza Delivery es una propuesta que no busca complacer a todos. Es un título que arriesga en lo narrativo y lo emocional, pero tropieza en su ejecución técnica. No es un juego pulido ni fluido, pero sí uno que invita a reflexionar.

Quienes aprecian los títulos experimentales encontrarán en esta historia una alegoría sobre la desconexión moderna, la memoria y la necesidad de compartir, incluso cuando el mundo parece desmoronarse.

La mejor forma de describirlo es mediante una analogía:

A Pizza Delivery es como una obra de arte conceptual envuelta en papel de burbujas: brillante, frágil y molesta de desenvolver, pero con algo hermoso en su interior.”

No es una experiencia perfecta, pero su originalidad merece reconocimiento. Si puedes perdonar sus defectos, descubrirás una narrativa conmovedora, personajes memorables y una atmósfera que se quedará contigo más tiempo del esperado.

Calificación: 3 de 5

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