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Reseña: Chappie un robot con más vida que los humanos

¿Disfruta de las películas cuyos personajes actúan sin pensar? ¿Cuyo sentido del humor sale de la idea de lo gracioso que es enseñarles a los jóvenes a comportarse mal? ¿Le gusta las películas que no pueden decidir si son ciencia ficción, comedia, fábula o acción, y decide que quiere ser todos esos y con todos falla?

Si la contestación a alguna de esas preguntas es sí, entonces Chappie es la película para usted.

La última entrega del director Neill Blomkamp (District 9, Elysium), Chappie se enfoca en Johannesburgo, Sur África, donde la mayor parte de la fuerza policiaca son robots construidos por la compañía Tetravaal. Esta fuerza es exitosa gracias a la programación del inventor de los mismos, el ingeniero Deon Wilson (Dev Patel). Deon pasa su tiempo libre trabajando en crear un nuevo tipo de inteligencia artificial que trabaje igual al cerebro humano. Cuando uno de los robots, SCOUT-22, es dañado durante una redada, Deon toma la oportunidad para probar su programa en un cuerpo físico/ Así nace Chappie, un robot capaz de aprender y sentir como un ser humano.

Hasta ahora suena un argumento muy interesante ¿cierto? El problema es lo que sucede después.

Deon es capturado por tres presuntos criminales (imagínense los tres chiflados pero en metanfetaminas), quien toman posesión de Chappie, que mental y emocionalmente es un niño. Por la siguiente hora la película nos fuerza a ver como Chappie es maltratado emocional y físicamente, humillado, engañado y manipulado por el líder de estos criminales, Ninja. Una trama paralela envuelve al personaje de Vincent Moore (Hugh Jackman), un diseñador de Tetravaal en competencia con Deon, quien pone en movimiento un plan (tan estúpido que desafía descripción) para desacreditar a los SCOUTS. Esto culmina en una confrontación donde se nos pide que celebremos cuando Chappie (quien te han repetido en múltiples ocasiones que es emocionalmente un niño) finalmente toma la ofensiva.

Las actuaciones van de simplemente competentes a realmente malas. Dev Patel (Slumdog Millionaire) hace un buen trabajo con Deon, Sigourney Weaver (Alien, Avatar) es desperdiciada en el papel de Michelle Bradley, la CEO de Tetravaal. Hugh Jackman (canalizando a Steve Irwin sin una sola pizca de carisma) se reduce a interpretar un villano que nos deja cuestionando su inteligencia y motivación. Pero los peores ofensores son los personajes interpretados por dos actores principiantes, Ninja y Yo-landi. Aunque Yo-landi no cae tan pesada en el papel de la madre adoptiva de Chappie, Ninja es un personaje tan repugnante que aún no puedo creer que alguien pensara que era buena idea tenerlo tanto en pantalla.

No quiero ser 100% negativa. La interpretación de Chappie, quien es CGI pero cuya voz y movimiento es provista por Sharlto Copley (District 9, Maleficent), es excelente, y sorprende mucho el carisma que se le puede sacar a algo que no tiene expresiones faciales. La película también introduce ideas interesantes, como que realmente es la conciencia, el alma. Un intercambio entre Deon y Chappie donde este le cuestiona porque crear algo solo para verlo morir hace eco a nuestros pensamientos al enfrentarnos a nuestra propia mortalidad. Pero estos instantes de brillantez no son suficiente para perdonar todos los momentos donde la historia no hace sentido, y donde los personajes cambian de personalidad y/o motivación sin precedente.

Clasificación: R

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