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Reseña: Alan Wake 2

El primer juego de Alan Wake, originalmente, narraba la historia de un autor aquejado por un pertinaz bloqueo creativo, siendo literalmente acosado por las manifestaciones de sus propias creaciones literarias. A pesar de ser un thriller psicológico ambicioso, su trama a menudo se veía obstaculizada por las complejidades inherentes a su premisa.

En Alan Wake 2, aunque no carece de elementos igualmente extravagantes, la narrativa se desenvuelve con una mayor solidez. En esta secuela, el estudio de desarrollo finlandés, Remedy Entertainment, opta por fragmentar la historia en dos perspectivas distintas, empleándolas de manera alternativa para anclar y abrazar los extravagantes giros argumentales del juego. El resultado es una amalgama entre un thriller detectivesco procesal y un terror de supervivencia surrealista, que logra mitigar algunas de sus debilidades mecánicas a través de una construcción de personajes sólida y una imaginería infinitamente creativa.

Inicialmente, la perspectiva narrativa no se centra en Alan, el personaje principal, sino en la agente del FBI, Saga Anderson, una joven de ascendencia sueca de origen afrodescendiente. Saga llega al remoto pueblo de Bright Falls en el noroeste del Pacífico para investigar una serie de asesinatos rituales, ocurridos trece años después de la desaparición de Alan Wake en ese mismo lugar. La personalidad lógica y centrada de Saga ofrece un contrapunto tranquilizador en medio de los eventos sobrenaturales que se desencadenan.

Además, Saga aporta una perspectiva más terrenal al juego. Su “Lugar Mental” (siendo demasiado pragmática para denominarlo un “Palacio Mental”) se convierte en una interfaz transitable que puede acceder en cualquier momento. Aquí, se encuentra con un mural interactivo de casos que sigue el progreso de sus investigaciones, así como una tabla de perfiles que le permite explorar la mente de sospechosos y testigos. Aunque la resolución de los misterios del juego requiere un nivel modesto de deducción, estas características también contribuyen a desentrañar los enredos de la trama, evitando que los eventos parezcan improvisados, incluso cuando, dentro de la propia ficción del juego, así lo sean.

Con el avance de la historia, la investigación de Saga la conduce a un encuentro con Alan, y la narrativa cambia para centrarse en su perspectiva. Mientras que la historia de Saga se desenvuelve en los exuberantes bosques que rodean Bright Falls, las secuencias de Alan mayormente transcurren en el “Lugar Oscuro”, una dimensión retorcida y alternativa moldeada por sus recuerdos de Nueva York, gobernada por “bucles y rituales” que carecen de una lógica convencional, aunque se pueden entender de manera intuitiva.

Alan porta una linterna que puede absorber la luz de una fuente y redistribuirla en otra, no solo encendiendo u apagando la luz, sino transformando toda la escena. Además, puede utilizar su habilidad de escritor para alterar su entorno. En un capítulo particularmente alucinante, realiza una experiencia teatral interactiva en la que una obra de teatro sobre una secta asesina se ve infiltrada por una secta asesina real.

Una vez presentados ambos personajes, los jugadores pueden seguir sus historias en paralelo, alternando entre el mundo lógico de Saga y el paisaje onírico y salvaje de Alan. Sea cual sea la elección de inmersión en la trama, ambas vertientes se entrelazan de manera creciente a medida que avanza el juego. Las modificaciones que Alan introduce en el “Lugar Oscuro” se reflejan en el mundo real, influenciando la investigación de Saga y su relación personal con la trama.

Alan Wake 2 logra persuadir al jugador en cuanto a sus complejas tramas metaficionales, siendo igualmente hábil en sus momentos serios y cómicos. Además, destaca por su capacidad para incorporar las ideas más características de Remedy, como su predilección por los medios mixtos y los guiños autorreferenciales a juegos anteriores del estudio. Las secuencias de acción se ejecutan con maestría y cuentan con interpretaciones destacadas, incluyendo una memorable actuación de David Harewood en el enigmático papel del Sr. Door, integrándose de manera fluida en la experiencia de juego.

A pesar de sus muchos aciertos, Alan Wake 2 decepciona en el aspecto del combate. Se trata de un shooter más pausado y metódico que su predecesor, tomando clara inspiración de los recientes remakes de Resident Evil de Capcom. La interpretación de Remedy de este sistema es sólida, ofreciendo disparos con peso y combates que evocan una lucha por la supervivencia. No obstante, la característica mecánica de usar la luz para debilitar a los enemigos apenas ha evolucionado, y en conjunto, el sistema parece conservador en comparación con la acción a cámara lenta de Max Payne o las batallas con elementos de Control. Además, los encuentros en combate son menos frecuentes de lo esperado y rara vez representan un desafío prolongado.

Si Alan Wake 2 lograra igualar la calidad de su narrativa con una mecánica de juego más profunda, sería un título excepcional. En su estado actual, es un viaje emocionante y espeluznante que en ocasiones podría parecer que el jugador está avanzando sin mucho control mientras suceden eventos extraños a su alrededor. A pesar de esto, las idiosincrasias de Alan Wake 2 y la falta de dinamismo en su combate, es hasta la fecha la aventura narrativa más destacada de Remedy.

Alan Wake 2 está disponible para Xbox Series X|S, PlayStation 5 y Windows.

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